Los Mossos d’Esquadra fomentan la violencia callejera.

La carga de los Mossos d’Esquadra la semana pasada contra estudiantes antibolonia dejó un saldo de veinte heridos y seis detenidos. La actuación policial comenzó en la Plaza Universitat y acabó en la Vía Laietana (Barcelona). Los estudiantes se manifestaban por el desalojo de medio centenar de estudiantes de la Universidad de Barcelona.

El pasado 20 de noviembre, 53 alumnos se encerraron en la Universidad de Barcelona como protesta a la aprobación del plan Bolonia. El rector Dídac Ramírez ordenó a los Mossos el desalojo. Según la Joventut Comunista de Catalunya, los estudiantes protestantes han mantenido siempre una actitud “pacífica e integradora”. Por su parte, el SEPC ha calificado la actuación policial como “brutal”. Además, reclama la dimisión del rector Ramírez, ya que para ellos es el principal culpable. Otros colectivos han denunciando la “violencia extrema, propia de otras épocas e intolerable en un sistema democrático”, empleada por los Mossos.

Desde la Administración, el conseller de Interior, Joan Saura, ha felicitado la los Mossos por la realización de un trabajo difícil y ha asegurado que es un “orgullo” contar con ellos. Además, apoyó al cuerpo policial para que no cayeran en posibles desánimos debido a las declaraciones que se puedan publicar. Los propios Mossos han calificado su actuación como “profesional, correcta y proporcionada”.

La violencia fomenta violencia. Por eso, la actuación de los Mossos no es un ejemplo para una sociedad en la que, en teoría, se condena la violencia. Estas palizas han creado un estado de crispación que, como si de un terremoto se tratara, pueden conllevar nuevas réplicas. Los Mossos deberían aplicarse ese refrán que dice más vale maña que fuerza. En una democracia, no a la represión policial.

¡Suerte!