Esta mañana he ido al INEM. Como cada mes desde los últimos once, he batido mi record de espera en la cola. Y es que cada día somos más, concretamente, 154.058 personas más que en enero.
Recuerdo que hace justo un año éramos algo más de dos millones trescientas mil personas. Pero esta mañana se han juntado conmigo 3.481.859 colegas en la reunión de amigos. La mayoría de los nuevos parados me han dicho que vienen del sector servicios (88.654 personas) y en segundo lugar están los desempleados de la construcción (24.600).
En el periódico leo que para José Luis Rodríguez Zapatero todo va bien. Para él, el siguiente mes siempre va a ser mejor, pero yo veo que siempre es peor. Como vidente no tiene precio. El presidente del Gobierno sigue esperando que las casi 32.000 obras públicas del plan de inversiones municipalizadas empiecen los 300.000 empleos prometidos. Yo espero a que aparezca al menos un cero más a la derecha de esa cifra.
A mí, igual que a muchos otros, se me ha acabado la prestación. Cuando he salido de la Oficina de Empleo, me he dado cuenta de que los bolsillos se me vacían día a día. Esto tiene la ventaja de que, en días fríos como hoy, puedo meter las manos para tenerlas calentitas. Son las ventajas de no cobrar un sueldo mensual.
Mientras caminaba a mi casa, pensaba en el siguiente mes. ¿Cuántos nuevos amigos nos reuniremos en el club INEM? Algo más que en febrero casi seguro, ya que marzo tiene tres días más que febrero; tres días más para poder destruir empleos.
¡Suerte!
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