El final de Franco en las calles españolas

El Gobierno local de Melilla se niega a retirar una estatua del General Franco si no se lleva, por orden del Ministerio de Defensa, a alguna instalación militar. Se trata de la última efigie que aún se sitúa en las calles españolas. No obstante, la Administración melillense se comprometió en septiembre a retirar la estatua al inicio de las obras en la muralla, que ya han comenzado.

Desde el punto de vista de Juan José Imbroda, presidente de Melilla, la estatua se retirará si lo pide el Ministerio de Defensa. Pero aclara que la figura del dictador no representa a Franco como Caudillo, si no como comandante de la Legión en 1921. Según Imbroda, dicha sección del Ejército, con Franco a la cabeza, salvó a la ciudad del estado de sitio.

Por otro lado, Enrique Delgado, portavoz del Colectivo para la Supresión de Símbolos Franquistas (Cocisfra), afirma que la estatua sí está dedicada a Franco como Jefe de Estado, ya que fue colocada en 1978 y que “se recurre a la trampa de decir que es un homenaje a Franco por su etapa africanista como Comandante de la Legión de Melilla”. Delgado espera que con la Ley de la Memoria Histórica se retire el monumento.

Para concluir, la estatua de Franco debe ser retirada porque son claras las causas que la relacionan con la etapa dictatorial. En primer lugar, a los pies de la escultura aparece un escudo franquista. Además, se no se puso en 1921, sino en 1978, época en la que ya se sabía quién había sido Franco. Y por último, la Ley de la Memoria Histórica pretende eliminar los elementos que creen división ciudadana, y esta estatua la crea. ¿Por qué tanta polémica cuando el resto de las figuras del Caudillo ya han caído? Engordar para morir. El final de Franco en las calles españolas llegará tarde o temprano.

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