viernes, 30 de enero de 2009

Contigo.

Contigo, quiero estar siempre contigo. Así decía una de las letras de El Canto del Loco. Y es que a tu lado las horas son centésimas de segundo y los meses, minutos. Sólo tú me sacas el niño que llevo dentro. Por la noche de ayer, y por toda esta vida que llevamos juntos, estas palabras van por ti, Tuky.

Éramos muy críos cuando nos conocimos. Apareció una chica tímida pisando el suelo naveño; despacio, pero se demostró que con paso firme. En aquel momento, ni yo ni los naveños pensábamos que serías la revolucionaria de más de mil y un ratos. Acuérdate de esos railes que llevábamos por aparatos; la guerra que dieron. Han sido nuestro único conflicto; y aún no sé por qué, la culpa no fue nuestra.

Luego fuimos creciendo. Tú tuviste tu motivo para que nos separáramos. Sinceramente, que dejaras ese factor fue lo mejor que nos pudo pasar a los demás. Por fin empezamos a disfrutar de tu expontaneidad bañada en inteligencia. Simplemente única.

Por supuesto, no puedo dejar de lado los ratos en Madrid. Noches como la de ayer, ratos en la biblioteca, en la tetería, o comiendo raciones de patatas bravas me dan la vida. Vivan las agujetas que provocan las carcajadas, y viva tú.


¡Suerte!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Luis...

Me encanta esa corbata y esa forma de terminar cada artículo... Esa manera de acabar, de despedirte...

Luis, ¡Suerte!